Recientemente el presidente de la República de Venezuela se refirió en
forma ofensiva y en cadena nacional al pasado judío de un ciudadano
llamado Henrique Capriles Radonski. Chávez ha mencionado a la abuela
judía de Capriles como un antecedente terrible, trascendiendo con estos
ultrajes la eternidad y el infinito de todos los tiempos, tratando de
alcanzar y perforar con su habitual rabia y ponzoña la tierra del
cementerio donde reposan los restos de esta mujer judía, la abuela
Radonski, que vivió y luchó con dignidad toda su vida.
Lo que de manera intencional no menciona Chávez en sus habituales
andanadas contra Capriles es que los abuelos maternos de éste, Andrés
Radonski y Lili Bochenek de Radonski, llegaron a Venezuela en 1946 con
una mano atrás y otra adelante, como parte de una tripulación de un
barco ambulancia que los transportó junto a otros seres humanos que
profesaban la religión judía, provenientes de la Europa de la posguerra.
Arribaron con las esperanzas a cuestas y la convicción de que Venezuela
era uno de los pocos países que recibían a los judíos que había
sobrevivido a la carnicería fascista.
El primer mandatario no dice que los padres de la abuela Radonski fueron
cruelmente asesinados en el campo de concentración de Treblinka en
Polonia, mientras que ella, Lili Bochenek de Radonski, se mantuvo oculta
durante casi dos años en un sótano en el Gueto de Varsovia para evitar
ser asesinada por los nazis. Tampoco cita que Lili Bochenek de Radonski
fue descubierta y llevada a la fila de la cámara de gas, y cuando estaba
próxima a ser envenenada con los gases mortales del régimen del
genocida Adolfo Hitler, que bajo la consigna la decisión final exterminaba
al pueblo judío, un soldado nazi la sacó de la cola y la salvó en el
último minuto. Chávez no indica en su aberrado discurso que Andrés
Radonski, abuelo materno de Capriles, formaba parte durante la guerra de
la resistencia polaca en la clandestinidad, ni que Lili Bochenek de
Radonski luego de salvar la vida, tenía que salir del gueto de Varsovia a
limpiar las oficinas de los ocupantes alemanes, lo que le permitió
escapar junto a Andrés Radonski de la humillación y del infierno creado
por Hitler contra seres que fueron torturados y asesinados.
Es aquí donde se nota la carencia de contenido humano en los postulados
que inspiran a quien ha gobernado a Venezuela durante catorce años, al
momento de ejercer su acción política contra quienes se suponen debieran
ser simples adversarios y nunca asumidos como enemigos encarnizados que
deben ser destruidos. Chávez ha tergiversado intencionalmente la
historia al invocar como malo el pasado judío de Capriles Radonski,
cuando en realidad se trata un pasado glorioso de resistencia y dignidad
contra el fascismo por la abuela Radonski, del cual todos los
venezolanos sin distingos de religiones nos sentimos orgullosos.
La abuela Radonski es un signo de lucha, fuerza y mística que la da
impulso a Capriles y a todos los venezolanos para salir de la
prolongación que representa Chávez de las propias ideas que convirtieron
a más de seis millones seres humanos en cenizas que se esparcieron en
toda Europa en la II Guerra Mundial, en nombre de una raza superior.
Jorge Cajías - El Universal 25/08/2012
Médico y Abogado UCV
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