martes, 31 de mayo de 2011

Lacayos del Imperio (Persa) - Venezuela y su Política Exterior

Los más antiguos imperios del mundo (que aún se perciben a sí mismos como tales) son China e Irán. El concepto de imperio lo llevan en su ADN histórico y sus gobiernos siguen ejerciendo su vocación imperial .
En esta oportunidad me voy a referir a Irán, conocido hasta hace poco tiempo como Persia. Unos 1.500 años antes de Cristo, Medos y Persas se instalan en el actual territorio de Irán. En el año 559 a.C., Ciro asume el trono de Persia y conquista Asia Central. En los siglos siguiente se apoderan de Mesopotamia, Siria, Egipto, y Palestina. También ocupan los territorios actuales de Libia, Bulgaria, Pakistán y Afganistán. En las Guerras Médicas dominaron las ciudades griegas, con excepción de Esparta, que los venció en la batalla de las Termópilas. Hacia el año 330 a.C. Alejandro Magno vence a Darío apoderándose e incendiando a Persépolis que era la capital de Persia. A la muerte de Alejandro, sus generales heredaron el Imperio.
La violencia endémica de esa parte del mundo nunca ha cesado. En la batalla de Jalula, hacia el año 640 de nuestra era, el califa Omar conquista el Imperio Persa e impone el islam como religión. Coincide el momento con la gran división del islam entre chítas y sunitas. Persia se pliega al chiísmo que aún practica. En los siglos XIII y XIV es invadida y devastada por los mongoles. Pero a partir de 1501 la dinastía de los Safávidas restablece el Imperio. En 1623 los persas conquistan nuevamente Bagdad y en los siguientes siglos se mantienen en continuo enfrentamiento con el impero Otomano que dominó al actual Irak hasta finales de la I Guerra Mundial.
En 1925 un oficial llamado Reza Kan derrocó a la dinastía reinante y se autoproclamó Sha (rey) cambiando el nombre de Persia por el de Irán. Le sucedió su hijo Reza Pahlevi, Sha de Irán, que fue derrocado primero en 1952 por su primer ministro Mossadeg y después, en 1978, por la revolución islámica del Ayatolá Ruholla Jomeini, quien estableció una dictadura teocrática y fundamentalista que aún se mantiene en el poder, después de retomar -entre 1979 y 1987- su histórica guerra contra Mesopotamia (ahora Irak).

Bajo el nombre de República Islámica de Irán, el Imperio Persa aún existe con sus mismas tradiciones, ambiciones e idiosincrasia. En la práctica el actual emperador -cabeza del Estado y de la religión- es el Ayatolá Jamenei, quien bajo el título de Líder Supremo, ejerce el dominio de Persia con mano de hierro. Le asiste el presidente Ahmadinejad.
El "gran satán" -nombre con el cual denominan a EEUU- es el enemigo mortal del Ayatolá Jamenei, quien no cesa de proclamar que es necesario barrer del mapa a Israel.
A pesar de ser uno de los mayores productores mundiales de petróleo, Irán ha emprendido el desarrollo de la energía atómica, según afirma, con fines pacíficos. Sin embargo, ha sido acusado de esconder bajo su programa civil, otro de carácter militar.
Como consecuencia de lo anterior, el Consejo de Seguridad de la ONU viene imponiendo desde el año 2006, diversas sanciones a Irán, que por cierto han contado con el voto favorable de Rusia y China. A su vez, EEUU también le ha impuesto sanciones a ese país. Preocupadas por las consecuencias de esas sanciones, las más importantes empresas tanto de EEUU como de Europa, han optado por retirarse de Irán.
"Los amigos de mis enemigos son mis enemigos", solía repetir Churchill. ¿Por qué meternos en un pleito que no es nuestro? Sin ninguna necesidad, el gobernante venezolano está tomando partido a favor de uno de los bandos y haciéndose enemigo del otro (que por cierto es de quien obtenemos casi la totalidad de los dólares que requiere nuestro país), rompiendo así una tradición de neutralidad que tantas ventajas le aportó a Venezuela. ¿Para qué? ¿Qué ventajas puede derivar el pueblo venezolano de esa situación?
Estamos siendo testigos de un carnaval de ignorancia y populismo. Nos quieren volver lacayos de un Imperio -pero del Persa- al cual no nos une ninguna vinculación histórica, cultural, religiosa, lingüística, ni de ningún tipo, como no sea una visión política trasnochada completamente ajena a nuestra idiosincrasia. Según esa visión, compartimos con Persia un mismo enemigo: "el gran satán".
La dictadura teocrática que impera en Irán ya no es tolerada ni por su población ni por el mundo; sin embargo, los lacayos de ese imperio han salido en su defensa, así como de Siria, Libia y cuanta forma de gobierno autoritario y socialista aún subsista. José Toro Hardy El Universal 31/05/2011

Sanciones "light", mensaje fuerte - EE.UU. a PDVSA

Entendamos que las sanciones "light" a Pdvsa fueron provocadas por el teniente coronel al apoyar a un gobierno forajido condenado por las Naciones Unidas. Aquí no cabe la figura de violación de soberanía. Fue sencillamente una decisión del gobierno norteamericano como reacción a la venta de combustible a un régimen que pone en peligro la paz mundial. Hoy en día no es cierto que se puede vender lo que sea "a quien nos de la gana". Venezuela pertenece a las Naciones Unidas y si viola sus resoluciones tiene que atenerse a las consecuencias. Desde luego que a ningún venezolano nos agradan esas sanciones, pero la reacción no puede ser rasgarse las vestiduras en defensa de nuestra soberanía. ¿Acaso Colombia reclamó por violación de su soberanía cuando el lenguatón suspendió el comercio con ese país? No, solo fue una decisión unilateral como reacción a unas declaraciones de Uribe. Es decir, son medidas, justas o injustas, que toma un gobierno determinado y que nada tienen que ver con la soberanía.

Lamentablemente, este régimen se ha caracterizado por no respetar los compromisos internacionales. Así, no ha querido acatar sentencias de la Corte Interamericana, ni resoluciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ni de la Organización Internacional del Trabajo, con la excusa de que Venezuela es soberana. Las sanciones son más bulla que cabuya, ya que Pdvsa no tiene contratos con el gobierno norteamericano, ni pide créditos en ese país. Tal vez lo que podría afectar es la prohibición de adquirir licencias de tecnología, aspecto que hay que aclarar su alcance. No afecta a las filiales de Pdvsa, es decir ni a Citgo, ni a Bariven, tampoco a las empresas mixtas. El petróleo lo podemos seguir vendiendo a nuestra empresa Citgo y a algunas empresas privadas, ya que el gobierno norteamericano no compra petróleo.

¿Qué hacer? Lo sensato es que nuestro gobierno baje el tono de las amenazas de retaliaciones, las cuales de cumplirse tendrían un altísimo costo para Venezuela y que se suspenda el envío de bienes y servicios vetados, acatando así las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. De parte de la alternativa democrática lo procedente es aclararle al pueblo que no hay violación de soberanía, sino aplicación de sanciones que no tienen impacto en Pdvsa y que todo gobierno está obligado a acatar resoluciones de organismos internacionales. A Pdvsa no se la defiende rechazando las sanciones, sino presionando para que cambie el tren directivo, responsable del descenso de la producción, de las pérdidas en las refinerías, de los numerosos accidentes, de las pérdidas en el Fondo de Jubilación y demás actos de corrupción y del endeudamiento de la empresa, entre otros aspectos. Las sanciones son "Light", pero el mensaje es fuerte y ni Pdvsa, ni el país puede correr el riesgo de otras sanciones.

Como en botica: Nuestra solidaridad con el valiente sindicalista petrolero Eudis Giraud, víctima de un aparente acto de sicariato. También con el distinguido periodista Manuel Isidro Molina, agredido por un cobarde. El Banco Mercantil sigue sin contestar el reclamo de Unapetrol y de Gente del Petróleo por haber entregado los fideicomisos de prestaciones de los trabajadores ilegalmente despedidos a un banco del gobierno. ¡No más prisioneros, políticos, ni exiliados! Eddie Ramírez El Universal ve 31/05/11

sábado, 28 de mayo de 2011

Finanzas? Economía? Curiosidad

FINANZAS: ...Que cosa tan genial !

No se quien fue el genio que lo escribió, pero es excelente ...!
En una pequeña localidad de la costa, en plena temporada, cae una lluvia torrencial y desde hace varios días la población luce desierta.
Hace bastante tiempo que la crisis viene azotando este lugar: todos tienen deudas y viven a base de créditos.

Por fortuna, llega un gringo mafioso, millonario, forrado de billetes y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide una habitación. Pone un billete de 100 dólares en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones.
El dueño del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar lo que le debe al carnicero.
Éste toma el billete y corre a pagar su deuda
con el criador de cerdos.
A su vez, éste va enseguido a pagar lo que tiene pendiente con el molino proveedor de alimentos para animales.
El dueño del molino toma el billete al vuelo y se dirige a liquidar su deuda con María, la meretriz del pueblo a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.
La meretriz con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.
En este momento está bajando el gringo, quien acaba

de echar un vistazo a las habitaciones y dice que no le convence ninguna: toma el billete y se va.
Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza!
MORALEJA: ¡SI EL DINERO CIRCULA SE ACABA LA CRISIS!


... y la pregunta obligada: Cómo explican esta anécdota los Economistas?

jueves, 26 de mayo de 2011

Venezuela - Plan de posguerra

Poco importa quien llegue a Presidente. Quien sea, heredará un país destruido!
RUTH CAPRILES | EL UNIVERSAL ve.
jueves 26 de mayo de 2011
Necesitamos un plan de recuperación de posguerra. Estos doce años de guerra ideológica, en apariencia de baja intensidad, han tenido consecuencias similares a las de cualquier conflicto bélico: destrucción del aparato productivo; miles de muertos; pillaje y anarquía; fuga de cerebros y desplazados; escasez de alimentos. Las ciudades no han sido bombardeadas y los edificios todavía están en pie, aunque el espacio público, apropiado arbitrariamente por los revolucionarios, está destruido; y las expropiaciones e invasiones de inmuebles provocan ruinas de posguerra.

Es preciso un plan de inversiones y reconstrucción; y esperamos que en vez de estarse disputando la candidatura, los políticos de la oposición formen un gabinete sombra que se ocupe de eso. Poco importa quien llegue a Presidente. Quien sea, heredará un país destruido. Uno se asombra que haya tanta gente disputándose ese paquete. ¿Qué vamos a hacer con Pdvsa; cómo recuperaremos el agro y la industria; cómo se puede proceder gradualmente a levantar el ignominioso control cambiario; cómo controlar el hampa desatada; cómo abrir líneas internacionales de financiamiento; cómo devolver la dignidad y su función propia a las Fuerzas Armadas; cómo rescatar los jueces de carrera jubilados anticipadamente; cómo instalar algún sistema de salvaguarda del erario público? La lista, es inmensa y el plan tendrá justamente que escoger las líneas de emergencia y atención inmediata; será necesario un trabajo cooperativo para gestionar las soluciones.

Pero hay algo que quizá no entra dentro de los planes políticos y sea pertinente a la sociedad civil organizada: el rescate moral de los venezolanos. El peor efecto de la guerra ideológica es la desmoralización, el habernos convertido en un país de mendigos. Aunque parezca ingenuo o imposible, la gobernabilidad de posguerra dependerá de la confianza que tengamos en que sí podemos; si somos capaces de ser personas autosuficientes para producir y garantizar nuestra propia sobrevivencia.