jueves, 12 de abril de 2012

Mi indignación: nacional e histórica

Por HUMBERTO MAIO NEGRETE | EL UNIVERSAL ~ VENEZUELA
jueves 12 de abril de 2012
La Semana Santa que acaba de concluir ha sido propicia para reflexionar y escribir, en especial sobre temas trascendentes, y particularmente, sobre aquellos que más afectan nuestra existencia y espiritualidad aun cuando no sean estrictamente de carácter religioso.

Hace apenas una semana fui invitado a escuchar una brillante conferencia sobre la dramática situación de Pdvsa, así como su influencia determinante en la economía nacional. El panorama presentado fue aterrador y preocupante por las nefastas consecuencias actuales y por la influencia devastadora en el futuro de las presentes y próximas generaciones. Al finalizar, pregunté al excelente expositor, cuyo nombre no estoy autorizado a divulgar, sobre dos aspectos: en primer lugar si su acertada y lúcida exposición se la ha presentado al comando de campaña de Henrique Capriles Radonski, o al menos a los responsables del área económica de su futuro programa de gobierno, a lo que me contestó afirmativamente. En segundo lugar, si era posible que me especificara el monto de la totalidad de ingresos globales percibidos durante los once años de este régimen, cifra que ubicó en los ochocientos millardos de dólares aproximadamente. Cifra astronómica, inimaginable, difícil de captar y entender para muchos en su exacta magnitud y dimensión. Esta cifra me ha sacudido y golpeado con tal fuerza, que me mantiene en un estado permanente de reflexión e indignación.

El por qué, trataré de explicarlo mediante una sencilla y clara comparación, ya que lo que se ha hecho durante estos once años no solo es poco sino risible y deleznable, comparado con lo que se hubiese podido hacer y no se hizo, y con lo que nuestro amado país debería tener hoy y no tiene.

Reflexionemos sobre lo siguiente:

La reconstrucción de toda Europa luego de la II Guerra Mundial, costó veinte mil millones de dólares.

Los cuatro megaproyectos de ingeniería del siglo XX y lo que ha transcurrido del XXI, a saber: el eurotúnel Francia-Reino Unido por debajo del Canal de la Mancha; el nuevo aeropuerto de Hong Kong que implicó la construcción de una isla en pleno mar de doce kilómetros cuadrados; la represa de las tres gargantas en China en el río Yan Tzé y el gran río artificial subterráneo de doce mil kilómetros de largo por debajo del desierto en Libia; esos cuatro megaproyectos juntos no llegaron a ochenta y cuatro mil millones de dólares. Me pregunto, ¿qué diablos se ha hecho en Venezuela con diez veces esa cantidad, o sea con ochocientos millardos?

Veamos las grandes obras hechas ¡en once años de socialismo!:

1. Hospital Cardiológico Infantil: costo 80 millones de dólares.

2. Ramal ferroviario Cúa-Caracas: costo 600 millones de dólares (-).

3. Puente sobre el Orinoco (no concluido): costo 360 millones de dólares (-).

4. Línea Cuatro del Metro de Caracas: costo 340 millones de dólares (-).

5. Metro de Valencia: costo 320 millones de dólares (-).

6. Ampliación aeropuerto Maiquetía: costo 40 millones de dólares (-).

7. Nuevo viaducto Caracas-La Guaira: costo 60 millones de dólares.

8. Centros de Diagnóstico Integrales y Barrio Adentro (actualmente paralizados): costo 40 millones de dólares.

9. Cable-metro de San Agustín: costo 60 millones de dólares.

10. Sistemas de armamentos innecesarios y obsoletos. Costo: indefinible.

El total de lo invertido en los emblemáticos y "megaproyectos" socialistas suma unos dos mil quinientos millones de dólares, con la aclaratoria que la casi totalidad de esos proyectos, los marcados con el signo menos (-) fueron diseñados, planificados, comenzados y parcialmente pagados por gobiernos anteriores, ¿entonces? Las cuentas no cuadran. ¿Dónde están los reales?

Lo que se hubiese podido hacer. Algunas sugerencias prioritarias:

" Programa y esfuerzo masivo de educación en todos los niveles: construcción de universidades, liceos y tecnológicos (3.000 a nivel nacional), maternales; en cada capital de Estado. Programas de becas en el exterior para pre y posgrado.

" Homologar sueldos y salarios con los del primer mundo, especialmente para maestros y profesores, médicos, policías y jueces, que son los responsables de los pilares fundamentales sobre los que se desarrolla y descansa una sociedad: salud, educación, seguridad, justicia. Igualmente para las profesiones tecnológicas prioritarias.

" Construcción de cuatro millones de viviendas en todo el país, creando ciudades de ser necesario según el caso.

" Autopista Oriente-Occidente sin que el tránsito circule por Caracas.

" Nueva autopista Caracas-La Guaira.

" Grandes hospitales centrales para 500 camas en cada capital de Estado y hospitales menores en cada capital de Distrito y Municipio.

" Construcción de al menos una prisión moderna y con capacidad para dos mil presos en cada capital de Estado.

" Construcción de un gran y moderno aeropuerto en cada capital de Estado.

" Tren magnético para la comunicación de las capitales de Estado principales, especialmente en el eje Norte de Oriente a Occidente (velocidad 420 km-hora), similar al AVE construido en España y al de Shanghai (China).

" Ampliar y modernizar la red eléctrica nacional. Embalses y represas.

" Construcción de puertos, especialmente para grandes contenedores.

" Recuperar y ampliar las grandes industrias básicas.

" Proyectos para el desarrollo agrícola y ganadero. Turismo. Zonas industriales.

" Recuperar vialidad y nuevos sistemas de transporte masivos para la gran Caracas y principales ciudades del país.

" Concluir autopistas y carreteras existentes.

Todo lo detallado anteriormente, exageradamente podría costar alrededor de los seiscientos millardos de dólares ¡Todavía sobra dinero!

Por eso nos damos cuenta con sobrada indignación, del tamaño de la megaestafa que este régimen ha hecho. Nos debemos dar cuenta, obviamente con rabia y furia incontenibles, de la inmensa oportunidad que está perdiendo nuestro país para convertirse, sin duda, en un gigante económico y social latinoamericano. Se hubiera podido generar tal grado de ocupación y necesidad de mano de obra en todos los niveles y especialidades, que seguramente no existirían subempleados ni la mal llamada economía informal, al extremo de tener que importar mano de obra.

Se ha perdido una oportunidad histórica única y probablemente irrepetible que debería provocar obligadamente repito, un rechazo e indignación equiparables a la oportunidad perdida, de lo contrario pasaríamos a constituir una sociedad sumisa, adormecida y entregada como consecuencia de la molicie, incuria, irresponsabilidad y hasta complicidad con lo ocurrido hasta ahora. Todo ello en las narices de las Fuerzas Armadas, con su participación e innegable connivencia, cooperación, provecho y responsabilidad.

Estamos frente a nuestro país, al igual que frente a un paciente gravemente enfermo, moribundo de cáncer metastásico y en fase terminal.

¿Debemos esperar que ese paciente, que no es un hombre, sino toda una nación llamada Venezuela muera o llegue a su irrecuperabilidad en muchos años y resignarnos a ser por tiempo indefinido del tercer o cuarto mundo?

¿Qué hacer? Sencillamente ir por el principal responsable de esta tragedia, Hugo Chávez Frías, y por sus colaboradores en esta gran estafa y realidad que nos agobia. Por todas las vías posibles, así como se atacan y enfrentan las graves dolencias y padecimientos, con decisiones, metodologías, y técnicas globales e invasivas.

He aquí mi indignación nacional e histórica.

lunes, 9 de abril de 2012

El Impuesto sobre la Renta es un costo

Rafael González ~ El Universal ~ Venezuela 9/04/2012
Una discusión bizantina ha desatado el Ejecutivo Nacional con el absurdo reclamo de que los impuestos, entre otros el Impuesto Sobre la Renta (ISLR), no deberían formar parte de la estructura de costos. Aun así, como lo explica El Mundo en su edición del 29-02-2012, abogados especialistas en Derecho Tributario, así como economistas especialistas en temas regulatorios, aseguran que, como cualquier otro impuesto, éste también tiene un peso importante en la estructura de costos de las empresas.

En tal sentido, con la intención de aclarar el tema, aportaremos consideraciones económicas importantes sobre el error y el prejuicio que explica la posición oficialista al respecto.

Primero, todo gasto contra el valor realizado, creado o facturado, por la producción y/o consumo de un bien o servicio, implica la toma de parte de ese valor. Así las cosas, resulta engañoso el reclamo oficialista que señala "el pueblo no puede pagarles el ISLR a los capitalistas". Por el contrario, resulta ser el Estado, a través de los impuestos, quien sin crear valor alguno, conculca la riqueza a quienes la crean y a quienes pagan por un bien o el servicio.

Segundo, toda carga impositiva, forme parte de los costos o de las erogaciones asociadas al despliegue de una actividad económica en un país, implica un gasto, costo o erogación, que no crea valor, ni implica la contraparte de un bien intermedio o insumo que implique valor alguno.

Tercero, los impuestos constituyen la transferencia de valor hacia el Fisco por "nada" a cambio, transferencia en la cual las empresas, creadoras de productos y valor, constituyen los mejores "socios" del Estado para procurarle recursos y financiamiento.

Cuarto, salvo los costos hundidos, ex post a la acometida y/o entrada, toda erogación constituye un costo o un gasto, reconózcalo o no el Estado y sus instancia regulatorias. Con mayor razón lo constituirán entregas recurrentes o periódicas.

Quinto, las empresas constituyen las primeras víctimas de costos, extra-costos y erogaciones, porque en la medida que la demanda sea inelástica, las primeras tendrán que asumirlos contra sus márgenes. De hecho, la transferencia de costos a los precios podría implicar pérdida de ingresos, asociadas a la demanda supramarginal que puede constreñirse. Esa merma pudiera ser superior a los ingresos de imputar tales costos a la demanda inframarginal.

Sexto, contrario a lo que cree el Ejecutivo Nacional, un perfecto pass-on o transferencia de impuestos hacia el precio no tiene, necesariamente, que constituir materia de interés público en el ámbito de la eficiencia económica y la garantía de acceso a los bienes y servicios. Lo anterior se debe a que, de producirse un perfecto pass-on o transferencia de los impuestos a los precios -por ejemplo, porque existe una elasticidad perfectamente inelástica- no se produciría pérdida de peso muerto o demanda insatisfecha producto de ello.

Una preocupación adicional asomada por abogados tributarios es que conceptos no reconocidos por la Sundecop -como cargas parafiscales o costos financieros asociados a la nula liquidación de dividendos y royalties a las casas matrices y proveedores externos- determinen una base de cálculo del precio muy baja y de los impuestos muy alta. Por tanto, no reconocer las cargas parafiscales o el costo financiero, reduce la posibilidad de descargas fiscales.

La señal que se está enviando con la Gaceta Oficial 39.871 es que en Venezuela no se considera costo la no repatriación de dividendos, lo que equivale a decir que se produce a pérdidas, y si se quiere operar en Venezuela, se hace sin fines de lucro, algo abiertamente confiscatorio para las empresas ya instaladas.

Finalmente, puede concluirse que, por un lado, el Ejecutivo Nacional no está dispuesto a reconocer el "costo Venezuela" generado por numerosas trabas y barreras previas a la actividad económica, ni los costos financieros ante la inexistencia de una convertibilidad libre. Sin embargo, por el otro lado, publican resoluciones ministeriales que exoneran a la administración pública y a las empresas públicas del cumplimiento de las trabas y requisitos administrativos.

Lo anterior no hace sino agravar una situación de competencia desleal como política de Estado, y refuerza el modelo de dependencia de economía de puertos, así como un cuestionable capitalismo de Estado, que lejos de crear bienestar, valor, empresas y empleos; postró y continúa postrando a la economía venezolana.