¿Cómo es eso de que no se va a afectar el suministro con una refinería
de 630.000 barriles por día (bpd) parada y sin saber qué ocasionó el
terrible accidente el 25 de agosto? Y para echarle más leña al fuego,
aún no se alcanza su total extinción. ¿O es que sí se sabe la causa
raíz?
En primer lugar toda una refinería de estas dimensiones y
complejidad y con muchas plantas paradas, tomaría, en manos de expertos,
por lo menos una semana ponerla en servicio. No es posible, entonces,
que no se afecte el suministro. Si el mercado nacional se cubre con
importaciones, ya verán los habitantes de mi amada Paraguaná la cantidad
de barcos esperando en el puerto por completar su despacho a destinos
internacionales. Y cada día de espera de un barco debe estar en el orden
de los $30.000.
Por otra parte, si ya faltan 9 tanques en un sistema de
almacenaje que tiene capacidad finita, tiene que haber dificultades, por
ejemplo, para las mezclas de gasolina. Más aun, el contenido de una de
las esferas es materia prima para elaborar el componente de más alto
octanaje que se utiliza en esas mezclas de gasolina.
Todos aquellos que han estado en Paraguaná saben que el viento
sopla muy fuerte en un altísimo porcentaje del tiempo (aproximadamente
95%). Pero hay una época del año en que el viento se detiene, que es
precisamente ésta. El gas que se utiliza en la refinería como
combustible y para generar hidrógeno, contiene metano en un 89%. El
metano es más liviano que el aire. Y el gas también contiene propano que
es más pesado que el aire.
A distancia es muy difícil opinar. Pero si todavía hay escape de
gas y el viento está detenido, es muy prudente mandar a desalojar la
población circunvecina. El metano se va, pero el propano queda al ras
del suelo.
Heraldo Sifontes
*Ex gerente de Refinería Amuay
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