miércoles, 21 de marzo de 2012

Emprendimientos sociales que hacen diferencias en un continente donde uno de cada tres es pobre

Haciendo la diferencia, por Bernardo Kliksberg ~ El Universal: Caracas 21/03/2012

Rodrigo Baggio desafió la idea de que los jóvenes de las favelas eran difíciles de redimir. El joven ingeniero electrónico brasileño creó centros de inclusión digital en las favelas para enseñarles programación, y otros instrumentos de las tecnologías digitales, con los que pudieran llegar al mercado de trabajo y que pudieran aplicar en sus propias comunidades.

Fue un atrevido emprendimiento social. Fundó el Comité para la Democratización de la Informática. Llevó la misma iniciativa a diversas poblaciones desfavorecidas, como comunidades indígenas, instituciones de discapacitados, centros de detención y otras. En cada lugar la gente se organiza, y lleva adelante el centro. El comité les entrega computadoras sin cargo, y prepara y forma los instructores.

El proyecto se ha extendido a diversos países. Ya se han creado 803 centros, en los que se prepararon 1.25 millones de personas.

En las encuestas a los participantes casi 9 de cada 10 afirman que la iniciativa les ha permitido encontrar trabajo, emprender pequeños negocios, hacer aportes a su comunidad.

Un Techo para Mi País nació en Chile para construir viviendas en áreas de pobreza extrema. El objetivo era reemplazar la precariedad por soluciones de vivienda dignas, como base de un desarrollo inclusivo posterior. Está constituida por jóvenes. El llamado fue recogido masivamente por voluntarios en toda la región. Está presente ya en 19 países. Ha construido, con la ayuda de casi 400.000 voluntarios 80.000 viviendas en diez años.

Es una idea innovadora, en un tema social clave. Casi 120 millones de latinoamericanos viven en tugurios, y otras formas de precariedad.

Margarita Barrientos, humilde villera argentina, creó en medio de la gran crisis del 2002, un comedor popular masivo. El comedor de la Villa Miseria Los Piletones, que nutrió con aportes de pequeños empresarios, y un esfuerzo denodado de ella, su familia, y los voluntarios se transformó en una referencia nacional.

La Pastoral de la Crianza en Brasil, ayuda anualmente a 1.500.000 personas desfavorecidas. Prepara líderes en la comunidad, y presta a través de ellos apoyo a cada familia, en etapas críticas para las madres y los niños. Ha contribuido a mejorar los índices de desnutrición, mortalidad infantil y materna.

Son emprendimientos sociales. Hay muchos similares como Fe y Alegría de notables logros nacida en Venezuela, y están presentes en todos los países. Todos ellos hacen diferencias en un continente donde cerca de uno de cada tres es pobre.

En primer lugar cambian la vida de muchas personas. Por otra parte, son una ayuda formidable para las políticas públicas, y traen ideas nuevas a la acción social. Son en sí mismo un espacio del más alto valor para la formación moral de los jóvenes y de todos aquellos que participan en ellas.

Pero además, rompen con la lógica, de que el otro es un tercero, ajeno a mí. Muestran que me importa. Que en un mundo difícil, sigue en plena vigencia el llamamiento central de las grandes cosmovisiones espirituales; somos responsables los unos por los otros.

Presidente de la Red Latinoamericana de Universidades por el emprendedurismo social.

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