domingo, 11 de junio de 2017

Un bingo llamado Dicom

Por Alejandro J. Sucre - El Universal - 11-06-2017
La razón por la que en Venezuela no hay progreso económico es por que en nuestra  población en general hay una cultura que nos hace pensar que la manera de hacer crecer nuestro patrimonio personal es  tomando ventaja de otros. La fórmula ganar-perder prevalece sobre la de ganar-ganar. El ganar-ganar no es parte común de la práctica en los negocios y menos en la toma de medidas económicas por parte de los funcionarios públicos. Esta mala cultura es la raíz de nuestro deterioro económico. Cuando un ciudadano piensa que los demás ciudadanos son más tontos, y en especial si éste ocupa un cargo público, todas las medidas que tomen van a estar signada de un irrespeto  hacia los demás. Esto desestimula e impide la productividad. 
Cuando los funcionarios públicos creen que los demás ciudadanos somos tontos, los dirigentes de las empresas del Estado no sienten la importancia de presentar estados financieros auditados en forma regular. Ni siquiera Pdvsa ha presentado el estado financiero auditado para el cierre del 2016. Mucho menos las centenares de empresas del Estado en cemento, turismo, siderúrgicas, agricultura, petroquímica, presentan información de actividades,  ni el BCV presenta cifras de inflación, ni de actividad económica, lo que impide a cada ciudadano invertir. 
Igualmente, cuando los funcionarios públicos creen que los demás ciudadanos somos tontos, además de que no informan, culpan de la escasez de productos y de la inflación a los empresarios privados. Este creer que son tontos los demás venezolanos entonces los lleva a políticas económicas súper-erradas como las expropiaciones, el control de cambio, el control de precios. Por el otro lado, el funcionario público que piensa que los demás son tontos también se aprovecha de las contrataciones del Estado para repartirlas sin licitación y entre sus amigos. En una economía donde se trata a los demás como tontos lo que prevalece es el desestímulo. Como en muchos países africanos.
Esta manera de operar pensando que los demás son tontos es lo que ha generado una inmensa escasez e inflación y el colapso de la economía en 1/3 de su producción en 4 años. Ahora el funcionario público se da cuenta que los controles de cambio no dan para más y sacan otra medida económica que llaman Dicom para flexibilizar el mismo control de cambio que impusieron y que asfixió al país. El Dicom sigue siendo un férreo control de cambio que asfixia al país, pero lo visten de libre mercado al llamarlo subastas de divisas.  No obstante, más que un sistema de subastas cambiarias, el Dicom es bingo. Es un bingo y no una subasta debido a que el precio no está fijado por el más alto entre la oferta y demanda. Tampoco aparece información de quien oferta ni cuánto ofrece por dólar. El precio del dólar en el Dicom lo fija un funcionario público a su criterio. Y el precio es por debajo de lo que la demanda está dispuesta a pagar por el dólar. Por lo que la gran mayoría de los oferentes no obtienen ni un dólar u obtienen mucho menos de los que necesitan. 
Tampoco los demandantes de dólares saben a donde ir a comprar los dólares que necesitan y que no obtuvieron en el Dicom. 
Habiendo un mercado cambiario paralelo que triplica el precio del dólar Dicom, a quien se le asigne un dólar Dicom tendrá una ganancia inmediata de 300%. Y debido a que el Dicom se hace una o dos veces por semana, y se asignan de manera poco predecible, a quien le asignen esos dólares saldrá corriendo a venderlos al precio del dólar paralelo y no para aumentar la producción. Una fábrica no puede operar sin saber cuándo podrá comprar materia prima. Ya Pirelli, Colgate, GM y otras empresas abandonaron sus inversiones en el país por no querer depender de un bingo cambiario para obtener divisas y materias primas.  

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