EL UNIVERSAL
3 de marzo de 2013
Desde el año pasado la salud
de Chávez y la posibilidad de que no pudiera asumir el 10 de enero, día
en que le correspondía tomar juramento para un nuevo mandato, el tema
jurídico y las vías constitucionales para resolver la complicada
coyuntura subieron a la cima del debate público. No obstante, el primer
escenario ya fue resuelto por el Tribunal Supremo de Justicia, de manera
poco ortodoxa, declarando la continuidad administrativa. Es decir,
Chávez gobernaba, luego Chávez debe seguir gobernando.
En este momento quedan dos opciones, en principio. Primero, si se trata
de una falta temporal y, conforme al artículo 234 de la Constitución,
las faltas temporales del Presidente son suplidas por el Vicepresidente
Ejecutivo hasta por 90 días, prorrogables por otros 90 días, por
decisión de la Asamblea Nacional.
Segundo, en el caso de una ausencia absoluta, según el artículo 233 de
la Constitución, conforme al cual, cuando la falta absoluta del
Presidente se produzca antes de cumplir los primeros cuatro años de
mandato, se debe encargar de la primera magistratura al Presidente de la
Asamblea Nacional, hasta que se proceda a la elección de un nuevo
presidente, dentro de los treinta días consecutivos siguientes.
Pero hay una realidad paralela a lo jurídico que impone un paso
diferente. El Presidente va para tres meses sin aparecer públicamente y
la vida pública nacional se desarrolla en medio de un juego
comunicacional en el que la figura del jefe de Estado se ha reducido a
una historia, a una narración, a un momento descrito por sus
colaboradores. Nada de contacto directo y menos de comunicación directa
con los ciudadanos.
Como se dijo antes, el Tribunal Supremo de Justicia decidió continuar el
mandato de Hugo Chávez, manteniendo un precario hilo constitucional. No
obstante, alargar esta extraña figura pudiera llevar a otra situación
más polémica todavía: la ausencia indefinida, a todas luces un estado
anormal y definitivamente inconstitucional que no es sostenible en el
tiempo y, a la larga, con profundo impacto internacional.